lunes, 4 de agosto de 2025

Así se accede al empleo público en Europa: de escuelas para funcionarios en Italia a la variedad alemana

 España plantea un máster de dos años para la élite de la Administración, modelo parecido al que ya funciona en otros países vecinos


El Gobierno planteó la semana pasada un volantazo en el acceso al alto funcionariado, a los puestos de más responsabilidad y mejor retribuidos. En concreto, el Ministerio de Función Pública propone un cambio en la vía de entrada a las categoría A1 y A2, en las que se circunscriben los abogados del Estado, la carrera diplomática, conservadores de museos, los ingenieros geógrafos, inspectores de Hacienda...

El planteamiento del Gobierno es el siguiente: en vez de acceder con las oposiciones tradicionales, a esos puestos se entraría pasando en primer lugar por institutos y escuelas de la Administración, donde se cursaría un máster específico de dos años. Para acceder a ese máster habría una prueba de acceso, que solo superaría una parte de los aspirantes. Los que mejores notas lograsen cursarían esos estudios durante dos años y al final harían otro examen, el que decidiría quienes obtienen las plazas como funcionarios.

Esta propuesta ha despertado críticas de los colectivos de funcionarios superiores. Fedeca, la asociación de cuerpos de élite del Estado, cree que esta idea del Gobierno “no garantiza la igualdad, es más costosa y menos transparente” que el sistema actual.

Ese modelo, el que opera actualmente en España, se parece al de otros países europeos, y el que plantea Función Pública también tiene semejanzas con el que rige en estados vecinos. A continuación repasamos cómo se accede al funcionariado en algunos de esos países.

Unión Europea y Bélgica: al menos dos lenguas oficiales

En el conglomerado de las instituciones europeas trabajan más de 60.000 personas procedentes de los 27 países que componen la UE. Aunque hay diferentes categorías —desde personal permanente (funcionarios) a personal contractual para tareas específicas y el temporal, con contratos por hasta seis años— todos los candidatos deben cumplir varios requisitos básicos: ante todo, ser “apasionados” del proyecto de la Unión Europea y creer en sus valores (aunque el dinero y la seguridad sean grandes incentivos). Y, también, hablar “al menos” dos de las 24 lenguas oficiales de la UE. Para convertirse en funcionario de la UE, que tiene a su vez tres categorías (administradores, asistentes y secretarios o personal administrativo), los aspirantes deben someterse a un proceso de oposiciones regulado por la Oficina Europea de Selección de Personal (EPSO).

Una vez superados los exámenes, que van desde pruebas de habilidades de razonamiento a una “prueba de conocimientos de la UE” que puede llegar a ser extremadamente específica, los seleccionados pasan a engrosar una bolsa de trabajo, oficialmente denominada lista de reserva, desde la que pueden postular a diferentes puestos. Los salarios varían enormemente en función de la categoría, los méritos y la antigüedad, yendo de una base de 3.000 a 5.000 euros brutos mensuales hasta los más de 20.000 en las categorías más altas, de director general.

Para ser funcionario en Bélgica, se debe pasar un examen de selección organizado en función de los puestos, accesibles por otra parte según el nivel de estudios del candidato. El salario medio de un funcionario belga está entre los 2.500 y 4.000 euros brutos mensuales, con aumentos por antigüedad e indexación.

Italia: a la Escuela Nacional de Administración para ser directivo

En Italia el acceso al empleo público está regulado por el artículo 97 de la Constitución, que establece que el personal no directivo debe ser seleccionado mediante oposiciones y el directivo, a través de oposiciones y de cursos ofrecidos por la Escuela Nacional de Administración, con distintos requisitos de titulación y antigüedad.

En la actualidad, el país transalpino cuenta con algo más de tres millones y medio de funcionarios. De ellos, en torno a 6.000 son considerados altos funcionarios, de los cuales 400 son de primer nivel. Es decir, ocupan puestos en la cúpula de los ministerios, la Agencia Tributaria, la Seguridad Social, la Protección Civil, la Agencia Italiana del Medicamento o las Delegaciones del Gobierno. Se trata de altos cargos con responsabilidades estratégicas y de coordinación sobre un gran número de recursos humanos y financieros.

Al margen de los cargos de nombramiento directo como jueces de altos tribunales, delegados del Gobierno o directivos de autoridades independientes como la Oficina Anticorrupción, el resto de altos funcionarios deben realizar un curso de la Escuela Nacional de Administración de un año de duración, combinado con cuatro meses de prácticas en distintas oficinas públicas. Para acceder a este periodo de formación, deberán superar previamente una oposición.

Numerosos observadores han señalado que estos cursos son demasiado teóricos y que no sirven para evaluar suficientemente la capacidad real de liderazgo, la toma de decisiones bajo presión o la gestión de equipos complejos de los candidatos. El coste de este sistema y la desigualdad son también algunos de los puntos más criticados, ya que los funcionarios internos mantienen su salario durante el curso, mientras los candidatos externos deben pagar una cuota de 5.000 euros para participar, además de correr con los gastos de estancia durante el periodo de estudio. Además, las administraciones que envían a sus empleados a participar en la formación, deben afrontar costes de misión y costear convenios con la Escuela, una condición que se aprecia como un obstáculo para la igualdad de oportunidades.

Aunque el sistema se basa en el concurso público, son numerosas las denuncias por nombramientos a dedo o filtraciones internas que favorecen a candidatos con padrino político o contactos en la Escuela o los ministerios.

Francia: acceso por oposición y altos cargos a una escuela elitista

En Francia hay 5,7 millones de funcionarios, que representan alrededor del 20% del empleo total, según el último informe del Ministerio de la Función Pública publicado en 2024. Son 61.900 personas más que en 2022, un incremento que se justifica por el aumento de contrataciones en hospitales. Según el instituto nacional de estadística francés (Insee), desde 1997 el empleo público ha crecido un 23%, nueve puntos más que el avance de la población (14%), mientras que los trabajadores del sector privado han aumentado un 18%. Del total de funcionarios, el 45% pertenece a la administración del Estado, el 34% a los organismos territoriales y un 21% se emplea en los servicios públicos de salud.

El acceso es por oposición. Muchos de los altos cargos del Estado se forman en el Instituto Nacional de Servicio Público, la antigua ENA, la elitista escuela donde se han instruido muchos de los presidentes franceses, así como ministros. También se hacen contratos externos, sobre todo en la educación, cuando no se pueden cubrir todas las vacantes. Se reparte en tres categorías, A, B y C, que van en función de los estudios.

Para poder acceder a una plaza hay que tener nacionalidad francesa o ser europeo. En el primer caso es imprescindible para para los sectores considerados clave (Justicia, Interior, Defensa o Exteriores).

Reino Unido: sin la seguridad laboral del funcionario español

Los amantes de la política y del sentido del humor británicos recordarán la serie televisiva Yes Minister (Sí, ministro), en la década de los ochenta. El secretario permanente del ministerio, Sir Humphrey Appleby, es un personaje astuto y sibilino que maneja a su antojo al político de turno. Es la imagen por excelencia del llamado civil servant (servidor civil), la figura del trabajador de la administración obligado a ser políticamente imparcial, nombrado por el Servicio Civil Interior del Reino Unido, cuya tarea es dar apoyo —legal, burocrático o analítico— a los distintos ministerios, departamentos o agencias del Gobierno.

A diferencia del término “funcionario” o “empleado público” español, el servidor civil británico tiene una tarea mucho más definida que la de otros trabajadores del sector público como policías, maestros, médicos, enfermeros o miembros de las fuerzas armadas, a los que no se conoce con ese nombre. Con datos del pasado marzo, procedentes de la Oficina Nacional de Estadística, se cuentan actualmente en el Reino Unido un total de 516.455 servidores civiles. El Ministerio de Justicia, del que depende el departamento de Prisiones, y el Ministerio de Trabajo y Pensiones suman entre ambos casi un 30% de esa cifra.

Hay varios modos de acceder a esta carrera profesional. El más habitual es el programa de Vía Rápida de Aprendizaje del Servicio Civil: dos años de formación a los que pueden tener acceso los graduados escolares. El Civil Service Fast Stream, o Servicio Civil Acelerado, supone cuatro años de aprendizaje para los licenciados universitarios que aspiran a ocupar los escalafones más elevados de la carrera pública.

Como cualquier estructura de función pública, la británica tiene niveles jerárquicos que se pueden ascender a lo largo de la trayectoria profesional. Asistente administrativo, oficial ejecutivo, oficial ejecutivo senior, grado 6, grado 7 o servidor civil senior. Estos últimos incluyen los puestos de director, director general o secretario permanente, como Sir Humphrey, el personaje de la serie. En esos niveles, su papel es clave en las decisiones políticas y saltan de un Gobierno a otro, con colores políticos diferentes, heredados por el ministro entrante.

Bajo la legislación actual, solo los exministros, exsecretarios de Estado o altos funcionarios (servidores civiles del nivel de un secretario permanente) deben informar al regulador público de su salto al ámbito privado, ante posibles incompatibilidades durante los dos primeros años de la transición. Pero hay cientos de servidores civiles que han estado implicados en tareas de adquisición o licitación de servicios que pueden cambiar de trabajo a través de unas puertas giratorias muy poco controladas. Cada año se producen unos trescientos de estos saltos a la empresa privada.

Los servidores civiles no gozan de la seguridad laboral que tienen los funcionarios en España. Sus contratos son similares a los del ámbito privado: indefinidos, temporales, parciales o de obra. La capacidad del Gobierno de turno de prescindir de ellos es más amplia, pero también es cierto que su especialización les convierte en indispensables para cualquier ministro recién llegado, en muchos de los casos. Cuando el actual primer ministro, Keir Starmer, estaba aún en la oposición, pero tenía cada vez más claro que podía ser el nuevo inquilino de Downing Street, contrató como jefa de gabinete a Sue Gray, hasta entonces la segunda secretaria permanente del Gabinete (entonces bajo control de los conservadores). El fichaje causó un breve escándalo, por la supuesta imparcialidad política reclamada a los servidores civiles. Pero Starmer necesitaba desesperadamente la experiencia y conocimientos de una alta funcionaria como Gray, capaz de organizar desde el primer día un nuevo Gobierno para evitar sorpresas y fallos de recién llegado.

Alemania: tantos accesos como administraciones

A la imagen de su federalismo, Alemania no dispone de un sistema centralizado y único en la formación de los altos funcionarios. En cada ministerio y en cada nivel de la Administración, federal o estatal, las vías de formación y reclutamiento son distintas.

En un artículo comparando ambos países, Cornelia Woll, actual presidenta de la Hertie School, recordaba que, después de la II Guerra Mundial, las autoridades en la zona que ocupaba Francia en la Alemania derrotada fundaron en la ciudad de Speyer la Universidad de ciencias administrativas. La inspiración en Escuela Nacional de Administración (la ENA francesa), fundada poco antes, eran evidentes.

Pero, aunque Speyer, u otros centros como la Alta Escuela de la Federación para la Administración Pública con sede en Brühl, puedan guardar algún parecido con la ENA, ni ocupan el mismo lugar ni tienen la misma función. Para ser un alto funcionario alemán, las vías son plurales. Pasan por los estudios universitarios comunes. Y es exigible, según la página oficial del Ministerio de Interior, un nivel de máster o similar, aunque “resulta igualmente muy ventajoso acabar los estudios con un título de doctorado”. El título de doctor otorga en este paíd un estatus social particular y resulta muy habitual en los altos escalafones del sector público y privado.

En Alemania, país de 83 millones de habitantes, hay unos 5,3 millones de empleados de los servicios públicos en la Federación, los Estados federados o länder, los municipios y los organismos de la seguridad social. De estos, un 33,5% son funcionarios o jueces, un 63,4% empleados del servicio público y un 3,2% soldados profesionales.

Con información de Silvia Ayuso (Comisión Europea y Bélgica), Lorena Pacho (Italia), Raquel Villaécija (Francia), Rafa de Miguel (Reino Unido), Marc Bassets (Alemania) y Emilio Sánchez Hidalgo (España).

lunes, 21 de julio de 2025

Derechos mujer.“Como los hombres saben que son más fuertes, no puedes hacer nada contra ellos si te hacen algo malo”: así afectan a las niñas las normas de género

 Un estudio de Plan International ha seguido a 142 jóvenes de nueve países desde su nacimiento hasta la mayoría de edad y desvela que el 91% experimentaron violencia desde los 11 años. El 62% ve la violencia masculina como algo inevitable


















En la imagen, una niña participante en un programa de jóvenes educadores de Plan International en Samar Occidental, Filipinas, en marzo de 2024Plan International / Tin Villanueva

“[Me siento insegura] al sacar agua del pozo por la noche. […] Porque hombres malos podrían violarme”. Jane, 12 años, Uganda.

“Si no escucho los consejos de mis padres, correré muchos riesgos como ser secuestrada, sufrir abuso sexual o ser asesinada”. Thom, 12 años, Vietnam.

“No deberíamos tener que caminar con miedo, ni andar con cuidado; [sino] que son los demás quienes deben respetarnos”. Gladys, 17 años, El Salvador.

¿Cómo es crecer siendo niña en El Salvador, Vietnam o Uganda? ¿De qué manera perciben el mundo que les rodea? ¿Qué estrategias encuentran para resistir y enfrentarse a la violencia y a los estereotipos de género? ¿Cómo evoluciona su mirada a lo largo de los años? Estas son algunas de las preguntas y reflexiones que plantea un nuevo informe de Plan International publicado este lunes: No deberíamos tener que caminar con miedo: Cómo las normas de género moldean la percepción de las niñas sobre la protección, el riesgo y la responsabilidad. En él, se analiza cómo 142 jóvenes de nueve países (Benín, Brasil, Camboya, República Dominicana, El Salvador, Filipinas, Togo, Uganda y Vietnam) entienden la violencia que viven y cómo intentan desafiarla.

La amenaza de la violencia y la sensación de inseguridad y vulnerabilidad son temas recurrentes en la vida de estas niñas. El 91%, es decir, 9 de cada 10, han vivido algún tipo de violencia desde los 11 años. Los lugares más comunes donde la experimentaron fueron en la escuela (42%), en casa (31%) o en su comunidad (28%). También se les preguntó dónde se sentían inseguras y, del 19% de las niñas que indicaron el hogar, la mayoría hicieron referencia a la violencia machista. Ese fue el caso de dos niñas de El Salvador: Raquel, cuyo primo agredió y amenazó de muerte a su tía, y Karen, una de las pocas participantes del estudio que destacó el impacto que le provocaba la violencia psicológica. Esta niña salvadoreña explicó que su padre le reprendía y se burlaba de ella cuando estaba borracho, algo que la hacía sentir insegura, sobre todo cuando se quedaban a solas. “Que este sea un caso aislado [dentro del estudio] nos indica que, debido a la falta de conciencia sobre estos tipos de violencia, las propias niñas, las víctimas y supervivientes puede que no reconozcan las experiencias que están viviendo como violencia de género”, menciona Kit Catterson, líder de la investigación, en una entrevista por videollamada con este diario.

“Y si no lo reconoces, ¿cómo vas a estar en condiciones de cuestionarlo o de buscar ayuda? Creo que esta historia muestra la necesidad de generar más conciencia para que la sociedad tenga una mejor comprensión de cómo puede manifestarse la violencia de género”, explica. “La gente tiene menos probabilidades de buscar ayuda si piensa: ‘bueno, al menos nunca me golpeó”, añade.

El informe es la última edición de Real Choices, Real Lives, una ambiciosa investigación que Plan International puso en marcha en 2006. La ONG decidió seguir la vida de 142 niñas en nueve países durante 18 años: desde su nacimiento hasta alcanzar la mayoría de edad en 2024. “Cada año, los entrevistadores han visitado a las familias. Siempre son locales de las zonas específicas, por lo que hablan el idioma, están familiarizados con la cultura y las costumbres locales”, explica Catterson. A lo largo de este tiempo, los expertos preguntaron a las niñas y a sus cuidadores (a estos, desde 2006, a las menores a partir de los siete años) sobre diferentes cuestiones, desde el cambio climático, sus derechos sexuales o la violencia machista. Algunas preguntas se repitieron a lo largo de los años, para poder ver así la evolución en sus opiniones.

En concreto, el informe de este lunes se centra en la adolescencia de estas niñas, un periodo clave en el que las normas de género se asientan. “El valor del estudio reside en que se trata de poner en primer plano las experiencias, opiniones y recomendaciones de las chicas. Es un complemento poderoso a esos estudios cuantitativos a gran escala que ofrecen estadísticas, pero no nos dicen cómo se sienten las niñas al respecto”, explica Catterson.

La violencia masculina como algo natural

En 2021 (cuando tenían entre 14 y 15 años), el 68% de las niñas percibían la violencia masculina como algo natural. En 2024, con 17 y 18 años, el 62% seguía manteniendo esta creencia. A los 15 años, Melanie, de Filipinas, explicaba que los hombres son violentos “porque son hombres”. Y Fezire, de Togo, afirmaba a los 18 que “como [los hombres] saben que son más fuertes, no puedes hacer nada contra ellos si te hacen algo malo”. “Las niñas decían que Dios había creado así a los niños y a los hombres. Esto les daba una sensación de algo inevitable, que no se puede cambiar ni cuestionar”, cuenta Catterson.

Para la investigadora, esto influye directamente en cómo se comportan las niñas, a dónde van, en qué lugares se sienten seguras o en cuáles piensan que, si les pasa algo, serán juzgadas por haber estado allí. También debilita su sensación de igualdad frente a los niños. “Algunas decían que los niños merecen tener más libertad, que tienen derecho a salir, a jugar o a acceder a ciertos espacios en la comunidad y que ellas no deberían tener esa misma libertad porque el riesgo de protección era demasiado alto en comparación con los niños”, explica.

En 2024, con 18 años, el 89% de las participantes del estudio creía firmemente que las madres y los padres pueden enseñar a los niños a no ser violentos ni agresivos

Catterson añade que eso afecta a cómo ellas ven su lugar en el mundo y mina la confianza en su capacidad para tomar sus propias decisiones: “Si crees que, si te pasa algo, te van a culpar, es muy difícil mantenerte firme en tus decisiones, porque conlleva asumir un riesgo enorme. Muchas de ellas decían: ‘Es más seguro si mis padres eligen por mí. Si lo hago yo y mi padre no lo sabe, entonces él se desentenderá completamente y no asumirá la responsabilidad de apoyarme”.

En la adolescencia temprana, el 57 % de las niñas afirmaba que era su responsabilidad protegerse de la violencia y el abuso. Ese sentimiento se hizo más fuerte con el tiempo y alcanzó el 67% a los 17 y 18 años. “Esto demuestra cómo estas normas sociales que dictan las expectativas sobre las niñas se afianzan y se consolidan con el tiempo. Y una vez que se arraigan, se hace muy difícil romper ese ciclo o influir en esas percepciones”, explica.

Las consecuencias de que las niñas asuman esta responsabilidad de protección son múltiples, explica el estudio, desde opinar sobre lo que otras niñas deben o no deben hacer, hasta vigilar sus propios comportamientos. Catterson menciona a Jasmine, una niña filipina cuya madre estaba muy preocupada por si ella sufría violencia, especialmente sexual, lo que hizo que desde muy pequeña le impusiera restricciones sobre los lugares a los que podía ir. “Al principio, Jasmine se resistía, pero, con el tiempo, dejó de participar en actividades y de salir de casa. No solo era el miedo a la violencia, sino que le habían inculcado la idea de que, si le pasaba algo, sería su culpa”.

La violencia de género es una crisis que no deja de crecer. Por eso se necesita hacer esa inversión ahora, porque cada día millones de niñas más están en riesgo
Kit Catterson, líder de la investigación de Plan International

El estudio también aporta esperanza. “A pesar de esa minoría preocupante cuyas libertades, sentido de igualdad y confianza en sí mismas han sido profundamente minadas, la mayoría de las niñas se resiste a esto a medida que crecen. Exigen que los adultos las escuchen, están seguras de que su voz importa, y tienen una fuerte convicción de que merecen los mismos derechos que los niños”, incide Catterson. En 2024, con 18 años, el 89% de las participantes creía firmemente que los progenitores pueden enseñar a los niños a no ser violentos ni agresivos. “Es deber de los padres educar a sus hijos y guiarlos por el buen camino”, señaló Catherine, de 17 años, desde Benín.

Además, mientras que en 2021 el 33% de las niñas creía que los niños debían tener más libertad que ellas, esta proporción se redujo al 18% en 2024. Sin embargo, la investigación menciona que muchas niñas reconocieron que, a pesar de soñar con vivir en un mundo más justo, la igualdad de género aún no es una realidad

Poner en el centro las voces de las niñas.

Se estima que, para finales de 2025, habrá una disminución de 406 millones de dólares (348 millones de euros) en fondos internacionales y de ayuda humanitaria dirigidos a erradicar la violencia contra la infancia. “Estos recortes catastróficos implican que casi la mitad de las organizaciones de mujeres podrían cerrar en el próximo año, y un 51% ya se han visto obligadas a suspender programas, lo que pone en riesgo algunos programas de protección esenciales para niñas y mujeres”, advierte el informe.

“Hacemos un llamamiento a los países que han hecho recortes para que reinviertan en sus programas de cooperación”, incide Catterson. Para la investigadora, es crucial que gobiernos, sociedad civil, los donantes institucionales y las fundaciones trabajen juntos para invertir en servicios de protección que mantengan a niñas, mujeres y supervivientes de violencia a salvo, tanto en el día a día como en contextos de crisis, en particular durante emergencias humanitarias.

Además, pide a los responsables políticos que pongan “en el centro las voces de las niñas en todas las decisiones que afectan a su seguridad”. “Las normas sociales y de género son profundamente perjudiciales, pero pueden desafiarse y desaprenderse. Se trata de invertir en ese esfuerzo”. Y finaliza: “La violencia de género es una crisis que no deja de crecer. Se necesita hacer esa inversión ahora, porque cada día millones de niñas más están en riesgo”.

SOBRE LA FIRMA

viernes, 11 de julio de 2025

CCOO exige soluciones urgentes para el acceso a la vivienda de la juventud

 El sindicato asiste a la presentación del informe “Tocando techo: La juventud frente al problema de la vivienda” presentado por la presidenta del Consejo de la Juventud de Castilla y León, Sandra Ámez, y el presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero


CCOO Castilla y León exige una vez más medidas urgentes y coordinadas para hacer frente al grave problema social y económico de primer nivel como es el acceso a la vivienda que afecta especialmente a la juventud de la Comunidad. El sindicato considera que esta es una cuestión social y económica prioritaria que requiere la intervención de administraciones, agentes sociales y toda la sociedad.

En este contexto, y como parte del seguimiento de las iniciativas relacionadas, CCOO ha asistido a la presentación del informe “Tocando techo: La juventud frente al problema de la vivienda”, organizado por el Consejo de la Juventud y el Consejo Económico y Social de Castilla y León.

CCOO insiste en la necesidad de diseñar y aplicar políticas efectivas que garanticen una vivienda digna, accesible y estable para los jóvenes, quienes enfrentan dificultades crecientes para acceder a este derecho básico.

El sindicato seguirá trabajando y proponiendo soluciones concretas que contribuyan a revertir esta situación y a mejorar las condiciones de vida de la juventud en Castilla y León.

lunes, 7 de julio de 2025

CCOO rechaza las fake news sobre pensiones, que llevan décadas fallando en sus predicciones

 









Comisiones Obreras llama la atención sobre el riesgo de promover y difundir informes alarmistas sobre la situación del sistema de pensiones, basados en planteamientos técnicos abiertamente parciales. Este tipo de noticias alimentan el relato del conflicto intergeneracional que, en realidad, sólo buscan justificar recortes de derechos.

Este tipo de noticias llevan anunciando desde hace décadas el colapso del sistema público de pensiones, siempre con mensajes similares y que fallan sistemáticamente en sus predicciones. El último ejemplo lo hemos tenido en el informe publicado ayer por el IVIE-Fundación BBVA, que anuncia un supuesto e inevitable retraso de la edad de jubilación de las personas jóvenes hasta los 71 años.

¿Jubilación de jóvenes a 71 años?: anteponer la campaña publicitaria al análisis riguroso

El informe en cuestión, de rigor mejorable, aparecía de forma acrítica en varios medios de comunicación, lo que indica, en primer lugar, la proyección mediática de sus promotores. En realidad, dado lo limitado de la base técnica del mismo, parece ser más un producto que busca el impacto mediático que la reflexión y el análisis técnico riguroso.

El informe presenta así un titular-reclamo de retraso aparentemente ineludible de la edad de jubilación que no se deriva ni de la legislación en vigor, ni de la experiencia histórica. Además, para conseguir el titular buscado, introduce medidas o acontecimientos inexistentes.

Parte de una premisa elegida con intención, comparar la tasa de ocupación de los jóvenes entre 16 y 29 años de 2007, la más alta de los últimos 45 años, con la actual, ciertamente inferior, omitiendo que está subiendo tras la fuerte caída derivada de la crisis 2008-2012.

Se aventura a afirmar lo que les ocurrirá a los jóvenes que se jubilaran entre los próximos 36-49 años, pero no explica que la tasa de ocupación de los jóvenes al final de los años 70 y primeros 80 del siglo XX, era inferior a la actual. No interesa al relato esa perspectiva.

Las personas que se están jubilando actualmente, pudieron comenzar a trabajar al final de los 70, con menores tasas de ocupación de los jóvenes entre 16 y 29 años, que las actuales. Si los hombres jubilados en 2024 promediaron 41 años cotizados y las mujeres 35, y están claramente en ascenso (28 unos años antes), la premisa flojea.

A partir de aquí empieza a jugar y combinar supuestos, algunos imaginarios, otros para criticar la mayor equidad establecida para las rentas más altas al aumentar las bases máximas de cotización o establecer la nueva cuota de solidaridad. Hay que reconocer que era previsible.

O el incremento de cotizaciones del MEI, del que 5/6 partes aumentan la cotización empresarial y alcanzan el 1,2% a partir de 2029, ignorando que entre 1978 y 1995 se redujeron 6 puntos porcentuales las cotizaciones (el 90% de la reducción en las cuotas empresariales 5,5%).

Pero no acaba ahí, para cuadrar sus números, se introducen 3 hipótesis que hoy no existen y quizás, sí desean los autores y promotores del informe:

1.- Aumentar a 40 años los necesarios para acceder al 100% de la pensión (Base Reguladora).

2.-Aumentar el período de cálculo de la pensión de jubilación a 35 años.

3.- El más curioso, recuperan el Factor de Sostenibilidad que fue aprobado por el PP en la reforma de 2013, castigando a las pensiones futuras de los jóvenes hasta en un 30%, pese a que ha sido derogado por acuerdo entre el Gobierno, sindicatos y empresarios en 2021.

Promover fake news de pensiones también es promover la deslegitimación del Estado social y democrático.

Comisiones Obreras llama la atención sobre el riesgo de promover y difundir informes alarmistas sobre la situación del sistema de pensiones, basados en planteamientos técnicos abiertamente parciales. Este tipo de noticias alimentan el relato del conflicto intergeneracional que, en realidad, sólo buscan justificar recortes de derechos, y tiene como efecto la deslegitimación no sólo del sistema de pensiones, sino del conjunto del Estado Social y democrático.

Flaco favor hace una parte de la academia científica en dejarse utilizar para contribuir a lo que en realidad son meras campañas publicitarias para promover productos financieros y quienes lo difunden a la opinión pública de manera acrítica.

BECAS AL ESTUDIO

AMPLIACION DEL PERIODO DE DISFRUTE DE VACACIONES Y MOSCOSOS DEL AÑO 2020

  INFORMA        2ª Ampliación disfrute días permiso 2020 Se amplía el período para disfrutar los días correspondientes a las vacaciones...

prestaciones sanitarias